miércoles, 26 de diciembre de 2007

Continuación...
"A Cuba se le da, no se le pide".

La estrategia cubana décadas atrás no estuvo en América como quizás creyeron algunos, al contrario, la América verde se mantuvo en luchas de ghettos guerrilleros, desperdigados en su inmensa geografía, en un completo diversionismo ideológico, tratando de hacer sus cambios estructurales con políticas y culturas particulares, que fueron desde el sincretismo político religioso (Perú), pasando por el culturalismo sandinista (Nicaragua); así como la expresión urbana de la lucha revolucionaria en el cono sur (Uruguay y Argentina) y el electoralismo como proceso de la izquierda (Venezuela antes de La Quinta República).

En esta parte del mundo no fue posible un Vietnam, dos Vietnam y tantos Vietnam como países oprimidos existieran, como pretendió el legendario "Che" argentino. Al final de la década del 60 este escenario se cerró en la América morena y Cuba se fue al continente negro a saldar la deuda de la esclavitud, creándose allí varios Vietnam, quedando demolidos regímenes oprobiosos del continente y con ésta la independencia del colonialismo, el neocolonialismo y la eliminación del racismo como política de Estado.

Después de más de treinta años de Cuba en África (y que conste: sigue en África) regresa a la América nuestra, no con el fusil liberador, no como la Cuba "invasora", "comunista" y "comegentes" como les decían. Esa entrada a nuestra América ha sido con la bata blanca de la salud y la pureza, con el lápiz de la educación e instrucción para la libertad, con la mano edificadora de sociedades más justas. Así ha venido Cuba a clavarse en el mismo corazón de América, solidarizándose con el resto de la humanidad como ningún pueblo en el mundo lo ha hecho.

Decenas de miles de hombres y mujeres profesionales ofrecen lo mejor de su formación social y técnica a los más necesitados de varios continentes: en Haití, en Bolivia, en Centro América, en Venezuela, para sólo mencionar algunas naciones de este continente, están los cubanos y las cubanas con mano, corazón y mente practicando el amor a escala social, dando su vida por lo demás. Por eso defender a Cuba socialista es una cuestión de amor a los demás, es un acto personal y debe ser una posición de los gobiernos y pueblos de este continente. ¿Por qué hay que estar contra Cuba si nos ha dado tanto?

A Cuba por gratitud se le respeta, como nos enseñó Juan Bosch, el maestro de siempre, cuando al hablar de la cantidad de ediciones que se habían hecho en el mundo de su libro El Arte de Escribir Cuentos, excluyó a Cuba y manifestó que no mencionaba el número de las ediciones cubanas porque las desconocía, ya que en la patria socialista no necesitaban de su autorización para publicar sus libros, porque "A Cuba se la da, no se le pide".

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