lunes, 19 de noviembre de 2007

Santo Domingo, 19 de noviembre, 2007

Señores

Integrantes de la Directiva

Círculo de Periodistas de la Salud (CIPESA)

Distinguidos colegas:

Por este medio les presento formal renuncia a la membresía del Círculo de Periodistas de la Salud (CIPESA).

Atentamente,

Vianco Martínez

A: Dashira Martínez, Presidenta del CIPESA

Sres. integrantes de la Directiva


Cc. Mercedes Castillo, Presidenta del CDP

Olivo de León, Sec. Gral. Del SNTP

Domingo Batista, Presidente del IPPP

Altagracia Moreta, ex Presidenta del CIPESA

Rafael G. Santana, Coordinador del Movimiento Solidaridad Periodística

Wilson Suazo, Coordinador Movimiento Unitario Juan Andujar

José Alberto Sánchez, Coordinador Movimiento Convergencia

Fermín Lorenzo Martínez, Coordinador Movimiento Marcelino Vega

De: Vianco Martínez. Miembro del CIPESA

Asunto: Colaboración con el COPRESIDA

Fecha: 26 de octubre de 2007

Distinguidos colegas:

Con mucha extrañeza y con un sabor amargo he recibido la noticia de que nuestro Círculo de Periodistas de la Salud (CIPESA) ha iniciado un proceso de colaboración con el director del Consejo Presidencial del SIDA (COPRESIDA), doctor Humberto Salazar, el mismo funcionario que hace apenas unos meses, sin ningún reparo y sin ninguna razón, atropelló y ultrajó por todas las vías a su alcance al periodismo nacional, tras desarticular el Departamento de Comunicación de esa institución y la Red Nacional de Comunicadores, cuando quien suscribe, en calidad de encargado, se negó a aceptar una propuesta inmoral formulada por él.

Como Miembro Fundador del CIPESA y como integrante de pleno derecho de esa institución considero sencillamente inaceptable esa situación. Por lo tanto, solicito formalmente a esa instancia directiva la suspensión inmediata de las acciones de colaboración con el COPRESIDA –entre ellas el seminario regional del Este programado para los próximos días- y la convocatoria de una asamblea extraordinaria para discutir el futuro de esas relaciones.

El funcionario que hoy dirige el COPRESIDA, no solo irrespetó con insultos al encargado y al personal que estaba a su lado, sino que ofendió la esencia misma y la dignidad de toda nuestra clase. Después de aquel hecho, envenenado por la soberbia y movido por una agresividad desenfrenada, asumió una conducta éticamente reprochable, utilizando procedimientos atentatorios contra la moralidad del periodismo dominicano, constancia de lo cual hay en el CDP y el SNTP.

Tómense, por favor, la molestia de conversar con los integrantes de las directivas del Colegio Dominicano de Periodistas (CDP) y del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP), pregúntenles cómo fue montado un seminario regional en el nordeste y con cuáles "métodos" este hombre, que cree que todo el mundo tiene un precio en dinero, trató de abrirse paso en el terreno que él mismo, con sus insultos y sus diatribas, se había cerrado.

Con justa y sobrada responsabilidad, el CDP y el SNTP, junto a los distintos movimientos profesionales y corrientes gremiales que gravitan en su seno, se han distanciado de ese funcionario y de sus turbios manejos, precisamente, para no entrar en el juego de infamias y sordidez que él siempre termina creando a su alrededor.

El CIPESA no puede inaugurar la presente gestión –una gestión que con el concurso de todos nosotros, promete grandes luces y grandes realizaciones- desconociendo la lucha librada por la comunidad periodística y por sus organizaciones representativas frente a ese personaje. Creo que sentarse con ese funcionario como si nunca hubiera agredido a un periodista –que además es miembro activo del CIPESA-, es validar su conducta impropia y premiar su soberbia y olvidar su abuso de poder. El olvido es un premio que Humberto Salazar no se merece.

Piensen si vale la pena desconocer el ejemplo de dignidad que gran parte del periodismo dominicano le ha dado a su arrogancia, a su equivoca forma de actuar y a su fácil manera de agredir a la gente decente. Reflexionen si vale la pena producir ese acercamiento poniendo en riesgo otras posibilidades de apoyo.

Cuando optó por la fuerza, por el atropello y por abuso de poder, el director Salazar perdió toda legitimidad moral y renunció a los principios más elementales de civilidad y convivencia, sólo por imponer por la fuerza sus aberrados criterios.

No entiendo cómo una agrupación de la que he sido Miembro Fundador y a la que he dedicado años de lucha, de trabajo y de desvelos, en una situación como esta, pueda proceder de esta manera, sin que medie una reflexión. ¿O es que ustedes no están al tanto de los procedimientos que utilizó para arrodillar a los periodistas, dividirlos y ponerlos a sus pies? ¿Es que no conocen lo que hizo para que periodistas decentes se pusieran de rodillas ante el?

Hoy en día el periodismo dominicano libra una lucha encarnizada para fortalecerse como profesión y para fortalecer los valores y principios que le dan fundamento y lo enriquecen, y ustedes no son ajenos a esa situación porque desde los lugares que les ha tocado ejercerlo han tenido un ejercicio digno de encomio y de marcada responsabilidad ética y social.

El Círculo de Periodistas de la Salud es una gran fuerza moral del periodismo dominicano y fue constituido para promover el ejercicio de la dignidad.

No olviden, distinguidos dirigentes, que cuando los comunicadores de salud agrupados en el CIPESA les dimos nuestro apoyo para ocupar la directiva de nuestra agrupación, lo hicimos pensando en que bajo su conducción se mantendrían en alto las banderas de la dignidad de nuestro sector y que ninguno de sus afiliados sería desamparado.

Recuerden, queridos compañeros, que los comunicadores somos una misma clase y una sola familia; nuestros sueños son hermanos y son hermanos nuestros más sentidos anhelos. Mañana, cuando el señor Humberto Salazar sea apenas una referencia lejana perdida en el tiempo de las peores infamias, y su soberbia quede sepultada en el zafacón de la historia –que es lugar que le reserva la vida a personas como él-, nosotros, los periodistas, seguiremos siendo periodistas, hermanos en los sueños que soñamos y luchando por los mismos ideales.

Les confieso, queridos colegas, que me entristece profundamente esta decisión de colaborar con un funcionario que lo único que ha hecho es atentar contra la integridad moral del periodismo, contando para ello con el degradante auxilio de sus asistentes de prensa, alguna de las cuales, incluso, tiene cuentas pendientes con el CIPESA, tras haberle dado la espalda en situaciones muy determinantes.

Es a ustedes, respetados dirigentes, a quienes corresponde llevar a buen puerto este barco que partió un día en busca de grandes sueños y a quienes corresponde evitar el naufragio de nuestros ideales.

Detengan esa situación, que siempre hay tiempo para llenarse de gloria.

Respetuosamente,

Vianco Martínez

Miembro del CIPESA

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