sábado, 17 de noviembre de 2007

LA CRIMINALIZACIÓN

De los refugiados en Los Mina

Por Robert Vargas
EN PRIMERA PERSONA

Los Mina.- Al principio, fueron pobres, tirados como despojos debajo de los puentes Francisco del Rosario Sánchez y Gregorio Luperón.

Después, Noel y las injusticias sociales los convirtieron en refugiados que huyeron del diluvio junto a sus hijos para salvar sus vidas. Entonces sirvieron para las poses ante las cámaras.

Ahora, los criminalizan, los llaman "sucios" y "ladrones". Mientras ellos han regresado en masa a vivir debajo de los puentes, ahora más pobres y con el estigma de "delincuentes" que el Gobierno les ha lanzado encima.

Yo, que estuve gran parte del tiempo junto a los damnificados que se alojaron en el Liceo Ramón Emilio Jiménez, quiero llamar mentirosos y farsantes a quienes tratan de criminalizar a los refugiados.

Desde el Gobierno han surgido voces oficiales diciendo que "los refugiados taparon los sanitarios, destruyeron las ventanas, robaron butacas, 32 baterías y los dos inversores del laboratorio de computadoras y cargaron con una máquina de soldar y latas de pintura".

Los han pintado como si se tratase monstruos que mordieron la mano generosa de quien los ha auxiliado.

Lo han dicho y repetido una y otra vez. Militantes del Partido de la Libración Dominicana también lo repiten. Y ahora, son muchas las gentes en la calle que creen esas mentiras vulgares y malditas que pretenden ocultar su falta de amor real por esos desdichados.

Vamos por parte, como Jack, El Destripador.

¿Es cierto que taparon y rompieron los sanitarios?

Los profesores y los miles de estudiantes del Liceo Ramón Emilio Jiménez en sus tres tandas diarias y la de fin de semana de PREPARA conocen perfectamente que esos sanitarios desde hace mucho tiempo que no sirven. Estaban tapados en su mayoría por falta de mantenimiento. Tanto, que ningún profesor se atreve a entrar a ellos y los alumnos ingresan con la nariz tapada.

Es posible que se deterioraran más, pero se ha deteriorado lo que no sirve. En la edición impresa de CIUDAD ORIENTAL número 54, dos semanas antes de Noel, publicamos una información en la que dábamos detalles de la condición de esos sanitarios. O sea, que no pueden culpar a los refugiados del deterioro de algo que ya estaba deteriorado.

¿Destruyeron las ventanas?

También los acusan de haber destruido las persianas. Esta es otra vulgar mentira, puesto que todo el personal del Liceo Ramón Emilio Jiménez está consciente de que fueron los mismos estudiantes quienes, durante años, rompieron poco a poco las persianas. Además, de que en su mayoría son persianas que datan desde la fecha de fundación del plantel en 1972.

Debido al deterioro de esas mismas persianas, las autoridades del Liceo habían suspendido las clases durante una semana, antes de Noel para que un equipo de trabajadores hiciera trabajos de reparación de esas persianas y colocara protectores de metal. O sea, que las persianas mostradas como destruidas por los refugiados, ya lo estaban mucho tiempo antes de que estos fueran llevados al lugar.

¿ROBARON BUTACAS?

Con el mayor descaro los han acusado de que "se robaron las butacas". Lo dijeron antes de contar las que hay en el plantel. ¿Cuántas habían antes de Noel? ¿Cuántas hay después de Noel?

Además ¿por donde las sacaron? ¿Cómo es posible que nadie, absolutamente nadie viera cuando fue sacada ni una sola delas butacas? ¿Cómo es posible que el celoso vecindario tampoco se diera cuenta de que estaban "robando butacas"? ¿Por qué no lo vieron? Porque no ocurrió.

¿ROBARON BATERIAS?

Las versiones oficiales le atribuyen a los refugiados haberse robado "las 32 baterías y los dos inversores del centro de cómputos".

Veamos, ¿Cuáles son esas baterías? Se trata de 32 baterías inservibles, que ya estaban secas y explotadas por falta de mantenimiento. Precisamente, en la edición 54 de CIUDAD ORIENTAL impreso, resaltábamos las condiciones de esas baterías. Era "cuescos viejos buenos para nada". Denunciamos en aquella ocasión que se habían destruido por falta de mantenimiento y mala gerencia de las autoridades.

No servían. Es cierto que se robaron esos escombros. Pero ¿Quienes lo hicieron? Eso es lo que habría que determinar porque los escombros de baterías no estaban del lado de los damnificados, sino en uno de los laterales, al que ellos no tenían acceso, sino otras personas encargadas de la seguridad. También ahí mintieron.

¿QUE DE LOS DOS INVERSORES DEL LABORATORIO DE COMPUTADORAS?

En esto el descaro ha sido descomunal. Los dos inversores estaban , Y AUN ESTAN en el laboratorio de computadoras. Para ingresar a él es necesario abrir tres puertas, una de ellas ciclónica que hace un ruido descomunal. Las otras dos son, una de metal y la tercera de madera. Se necesitan tres llaves. Ninguna de las tres puertas fueron violadas. Todas las persianas están protegidas con barras de hierro. Tampoco fueron violadas. Las autoridades han confirmado que los dos inversores del laboratorio están en su lugar. Pero han mentido de manera descarada diciendo que se los robaron. Yo los vi en su lugar apenas hace un par de días. Dos días después de que los refugiados fueron sacados del lugar.

¿ES CIERTO QUE ROBARON UNA MAQUINA DE SOLDAR?

Eso no lo descarto, pero ¿Quién o quienes robaron la maquina de soldar?

Arriba les expliqué que un equipo de trabajadores realizaban labores de reparación de las ventanas y las puertas desde hacía varias semanas antes de Noel. Ellos llevaron sus materiales y sus equipos. Los guardaron en el Salón de Actos y a nadie le rindieron informe detallado de lo que tenían allí guardado. Ni siquiera a la seguridad del plantel. A nadie. Lo cierto es que un día, después que llegaron los refugiados, ellos se marcharon en silencio dejando sus equipos en el Salón de Actos. Solo ellos sabían lo que allí había, más nadie.

Una semana después, cuando regresaron, reaccionaron "asombrados" por que "nos robaron una máquina de soldadura y una lata de pintura de óxido".

A mi, personalmente, me lo dijeron. Me mostraron donde estaba la supuesta máquina y la pintura. Les pregunté que por dónde sacaron la máquina y me mostraron una persiana al fondo. Le habían quitado ¡DOS HOJAS¡ ¡ni una mas¡

Parecería que a la máquina en cuestión le suministraron una pastilla de "chiquitolina" para sacarla por ese espacio tan pequeño. Además, abría que admitir que esos eran unos ladrones tan considerados que dejaron muchísimas otras cosas de valor. Creo que esa historia del robo deberían hacerla de otra manera o, simplemente, contar una película de vaqueros.

O sea, que hay toda una serie de mentiras que se repetían una y otra vez para justificar la expulsión de los damnificados a los cuales presentaban como ladrones, sucios y bribones.

Esto ocurrió después que el Gobierno envió al Ejército a desalojarlos en forma violenta. Solo dos cámaras estaban presentes en el lugar. Una de video de Telemicro y la mía, de CIUDAD ORIENTAL.

Cuando los soldados se presentaron para sacarlos de allí, los hombres y mujeres llevaron a los cientos de niños hacia la segunda planta para protegerlos. Las más adultas se quedaron a su cuidado, el resto descendió a buscar palos y piedras para resistir.

Después de ese fracaso comenzaron las mentiras que culminaron con la "protesta" de estudiantes frente al plantel.

Es curioso, pero ninguno de esos estudiantes había participado nunca en su vida en una protesta con neumáticos incendiados.

Apenas a las 7.30 minutos de la mañana, ya los muchachos tenían en sus manos varios envases con gasolina y neumáticos listos para quemarlos.

O sea, que todo fue preparado. Ninguno de esos muchachos llevó la gasolina desde sus hogares, tampoco llevaron los neumáticos.

Los vecinos coinciden en afirmar que "algunas personas que tienen negocios dentro del Liceo" y que tienen vínculos con el partido oficial los habrían agitado para que protestaran en forma violenta exponiéndolos a una desgracia. En el lugar yo vi al menos una madre de una alumna perteneciente a un partido opositor incitando a los estudiantes contra los damnificados.

Después, vino el desalojo. Todo fue preparado para criminalizarlos y luego facilitar su expulsión del plantel.

Ojalá que estas líneas ayuden a desmentir esa campaña de difamación contra la dignidad de estas personas a las que he vuelto ver viviendo junto al río Ozama en medio de ratas y sanguijuelas.


* Robert Vargas
Director del periódico ciudadoriental.com

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